El periodista Alejandro Ansaldi, del diario La Prensa –entre otros medios-,
leyó y comentó para Libros y Pelotas un libro editado por Planeta. A continuación,
el texto que le salió después de disfrutar del genial Fontanarrosa.
Por Alejandro Ansaldi
Transitar por las callecitas de un cuento de fútbol
escrito por el inolvidable y cada vez más extrañado y añorado Roberto
Fontanorrosa, es como estar en el paraíso terrenal para quienes disfrutamos
desde chicos con el juego de la pelota y la verba callejera del desaparecido
escritor rosarino. Y si en lugar de un cuento, un libro (como Puro fútbol)
aglutina todos los relatos que escribió el Negro sobre la temática que más
amaba, la oferta surge inmejorable para sus admiradores.
Cada expresión del creador de Inodoro Pereyra y Boggie el
Aceitoso, describiendo situaciones, lugares, personajes, historias, lleva
consigo una simpleza y una gracia que muchos -quienes alguna vez intentamos escribir
algo- hemos querido imitar consciente o inconscientemente pero hemos perecido
burdamente en el intento, como no podía ser de otra manera.
``Lo que se dice un jugador de fulbo``, ``¡Qué lástima,
Cattamaranccio!, o ``Entre las cañas``,
por citar tan sólo a tres de las veintitrés historias apasionantes, únicas, que
recopila Puro… nutren este viaje de un encanto futbolero-callejero que
únicamente pudo haber nacido en los arrabales de algún potrero de la Chicago Argentina,
cuando el escritor era un adolescente.
Si se va a leer a Fontanarrosa, más aún si se trata de un
cuento futbolero, es imposible no imaginarse de antemano algunas
características que partían inexorables desde su pluma. No obstante, así y
todo, también se hace imposible no sorprenderse en cada línea. Y quedar
embelesado y preguntándose, ¿cómo pudo haber escrito así? Qué envidia.
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