El periodista Eduardo Gesumaría,
apodado “Sprinter”, acaba de publicar un gran libro: “El otro Fangio”. La
editorial es Raíz de Dos, que está publicando trabajos muy buenos,
recomendables en todo sentido. Para esta página, el propio Gesumaría escribió
sobre por qué hizo el libro que hizo. Que dicho sea de paso, aconsejamos que
lean.
El motivo que me inspiró a escribir este libro EL OTRO FANGIO,
precisamente era destacar distintas etapas de su vida, como infancia, servicio
militar, comienzo en el automovilismo, su trayectoria notable en el
automovilismo con sus cinco campeonatos mundiales y también, muy importante,
todo lo que realizó luego de su retiro hasta fallecer en 1995.
Mi relación con Fangio a través
de 30 años fue muy intensa, gracias a un contacto con mi amigo Domingo Marimon,
el ganador de la
Buenos Aires-Caracas, vecino y amigo mío y que para Fangio
era como un padre. Esto me permitió concretar la idea de que Fangio me contara
sus 200 carreras oficiales para hacer un libro: LAS 200 CARRERAS DE FANGIO, que
incluye el desarrollo de cada una de esas competencias, clasificación, detalles
técnicos, y sobre todo, la opinión suya sobre cada carrera. Esto implicó
numerosas charlas y grabaciones con Fangio a través de los años. Los derechos
de aquel libro fueron cedidos al Museo Fangio, que pronto lo publicará con una
editorial en cinco idiomas.
Fueron esas conversaciones que
más allá de lo deportivo me impulsaron a escribir el otro libro porque el público
tenía que conocer en detalles su humildad, actitudes de vida, ejemplo de
deportista, amigo de los amigos, habilidad para ser lo que fue, la razón del
éxito de su vida deportiva y el legado que dejó, todo lo cual queda registrado
con hechos en este trabajo.
De acuerdo a esto pienso que es
uno de los deportistas más importantes de Argentina a nivel mundial, un
verdadero embajador, ya que no hay nada en su conducta contraria a esa visión en el mundo. Es difícil decir que fue el más
importante, ya que no se puede comparar distintos deportes, donde también hubo
gente muy destacada.
Pero hay un hecho muy curioso. Cuando
se hizo el programa de televisión El Gen Argentino, su conductor, Mario
Pergolini, realizó una gran encuesta sobre las figuras más impactantes de todas
las épocas en el pueblo argentino que a través de las emisiones se fueron
descartando hasta llegar al final para elegir los tres más impactantes. Fue
curioso comprobar que los tres fueron el General San Martín, el Dr. René
Favaloro y Juan Manuel Fangio en el deporte, superando ampliamente a Diego
Maradona, sin duda el mejor jugador de fútbol de la historia, pero que su
conducta deportiva deja mucho que desear
con el tema de la droga y numerosas agresiones a periodistas, más su vida
personal que permanentemente destaca la prensa.
Ahora bien, hablar de defectos si
los tuvo a nivel deportivo ni se notaron, porque por lo menos yo no he
encontrado detalles que fueran causantes de algún conflicto o situación
negativa.
Si se trata de su vida
sentimental puede decirse que lo de su hijo, con quien tuvo un serio conflicto,
es un tema que algunos señalan, Pero aquí entramos a un tema íntimo, muy
difícil para opinar y que concierne sólo a sus protagonistas. No obstante,
Fangio decía que en su vida le faltó formar una familia, porque como piloto
profesional corriendo casi todos los fines de semanas, era imposible hacerlo.
Además opinar sobre los sentimientos de cualquier ser humano no corresponde.
Pese a aquel conflicto, poco antes
de morir Fangio, hubo un reencuentro entre padre e hijo y hoy Cacho tiene los
dos apellidos: Espinoza-Fangio. Por eso en el libro sólo cuento los detalles
generales, porque incluso fui mediador de este conflicto entre Fangio y Cacho
con resultado negativo. Y esta situación personal nada tiene que ver con su
conducta deportiva y de vida como hombre público.
Otros comentarios muy equivocados
se relacionaban con que Fangio era muy avaro con el dinero, pero hay decenas de
anécdotas que demuestran lo contrario, siendo la que más me impactó cuando sus
restos eran llevados al cementerio de Balcarce y la caravana se detuvo porque
los alumnos de un Colegio quisieron rendirle un homenaje, ya que Fangio les
donaba desde hacía años su jubilación.
A ello debe agregarse la actitud
con su amigos en este aspecto y deportivamente, hasta llegó a dejar ganar a
Stirling Mos en Inglaterra y a Karl Kling en Alemania para que se dieran el
gusto de hacerlo en su patria, aunque él siempre lo desmintió. También cuando
lo secuestraron en Cuba al ser liberado no traiciónó a sus captores, evitando
revelar ningún detalle personal. E incluso hizo gestiones luego ante el general
Miranda para que no le hiciera nada al joven que lo secuestró a punta de
pistola en el hotel Lincoln de la
Habana, y que había sido detenido tiempo después, pero que no
prosperó porque lamentablemente luego fue fusilado.
La base de la personalidad de
Fangio está en sus padres y familia, los amigos de la infancia. Por eso era
notable escuchar en el tiempo sus reflexiones y consejos tan acertados que
muchos decían que era como escuchar los consejos de Martín Fierro. Tal vez por
todo esto es a donde llegó.
Tampoco Fangio como piloto fue un
iluminado, sino un hombre de grandes conocimientos mecánicos, estudioso de los
circuitos, gran estratega en las carreras. Como él lo decía “un buen piloto es
aquel que gana una carrera corriendo lo más despacio posible”, que traducido
significa planificar la carrera, cuidar el motor y las cubiertas y saber cómo
vencer a sus rivales. Además también estaála suerte, por supuesto, ya que en
los 10 años en que Fangio estuvo en Europa se mataron 32 pilotos.
Luego del retiro Fangio colaboró con el Automóvil
Club Argentino para las carreras internacionales que se hicieron en el País,
las 84 Horas de Nurburgring, donde corrieron los Torino exitosamente, trabajó
para que Balcarce tuviera su autódromo y luego el Museo al que donó sus autos y
trofeos. Todo esto está ampliamente
explicado en el libro.
Eduardo Gesumaría (“Sprinter”) nació en
Córdoba en 1936. Trabajó en LV2, LV3, Radio Universidad y actualmente conduce
en Radio Mitre su clásico programa Autodinámica. Escribió en los diarios
Meridiano, Orientación y Los Principios, y en las revistas Automundo, Corsa y
Campeones. Actualmente colabora con La
Voz del Interior. Publicó los libros La historia del
automovilismo de Córdoba; Los Marimón; Oscar Cabalén, el ídolo; Apuntes de la Radio y Televisión de
Córdoba; Pirín Gradassi y Las 200 carreras de Fangio, cuyos derechos adquirió
el Museo Fangio. Realizó el primer programa de automovilismo de la TV en 1960. En el año 2001, el
Senado le otorgó una plaqueta por su trayectoria periodística, y el gobierno de
Italia le brindó un homenaje como ciudadano destacado.
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