Un texto de Alejandro Duchini
Ahora que tanto se habla de los cincuenta años
de la muerte de Marilyn Monroe llegó el momento de desempolvar un libro
imperdible y otro algo más nuevito que la refieren. Uno es del genial Truman
Capote. Es una recopilación de notas periodísticas suyas que Anagrama publicó
bajo el título “Retratos”. El otro lo editó hace poco Alfaguara y el título es
parecido al anterior: “Retratos y encuentros”, de Gay Talese.
Voy a empezar por el de Capote, porque lo leí
en los 90, si mal no recuerdo. Hay una serie de perfiles de americanos famosos
que son perfectas. Por ejemplo, los de Marlon Brando y el de Elizabeth Taylor.
Pero el mejor, lejos, es la de Mariilyn. Se titula “Una adorable criatura” y
creo que la escribió en 1979. Mucho después del fallecimiento de ella, poco
antes del suyo. Pero en pocas páginas la describe de una manera tan simple y
dulce que el texto se vuelve inolvidable. No abusa de la amistad que los unió
ni de los secretos que supieron compartir. Pero lo mejor, sin embargo, se da en
el final, donde se lee:
Marilyn: Recuerdas que te dije que si alguien
te preguntaba cómo era verdaderamente Marilyn Monroe… bueno, ¿qué le
contestarías? (Su tono era inoportuno, burlón, pero también grave: quería una
respuesta sincera). Apuesto a que dirías que soy una estúpida. Una sentimental.
(La luz se iba. Marilyn parecía esfumarse con
ella, mezclarse con el cielo y las nubes, disolverse a lo lejos. Quería elevar
mi voz sobre los chillidos de las gaviotas y llamarla para que volviese:
¡Marilyn! ¿Por qué todo tuvo que acabar así, Marilyn? ¿Por qué la vida tiene
que ser tan terrible?)
TC: Diría…
Marilyn: No te oigo…
TC: Diría que eras una adorable criatura.
El otro texto, el de Talese, se refiere a
Marilyn como al pasar. Porque ella no es la protagonista. El personaje
principal es el ex jugador de béisbol Joe DiMaggio. Fue uno de los más grandes
ídolos del deporte estadounidense. Y fue marido de Monroe. El texto se titula
“La temporada silenciosa de un héroe”. Pero esas pinceladas tienen un tono tan
melancólico que lo deja a uno preguntándose qué hubiese pasado si ella hubiese
seguido con él. Tal vez no habría existido aquel final de muerte y misterio que
todavía deja la pregunta abierta. Da a entender, de manera magistral, cuánto la
recordaría por siempre él. Cómo la miraban los vecinos del pueblo de pescadores
de DiMaggio. Y cuenta cómo él intentó poner orden en los días de ella y cómo
fracasó en el intento. Se lee: “Él fue muy posesivo con ella en ese año, dicen
sus amigos cercanos, porque Marilyn y él tenían pensado volver a casarse. Pero
no hubo tiempo porque ella murió, y DiMaggio vetó la presencia de los Lawford y
Sinatra y muchas personas de Hollywood en los funerales. Cuando el abogado de
Marilyn Monroe protestó porque DiMaggio tenía excluidos a los amigos de ella,
DiMaggio respondió fríamente:
-Si esos amigos no la hubieran convencido de
que se quedara en Hollywood, aún estaría viva.
Además, Talese recuerda cuando él, a la vuelta
de la fama, en plena luna de miel le permite a ella desfilar ante los soldados
norteamericanos. Marilyn estaba chocha: recién empezaba a codearse con todo el
brillo. Así, unas cuentas anécdotas más.
Por eso se los recomiendo. Porque a veces, para
saber de alguien, para acercarse a un mito, alcanza con leer las vidas de
otros. Capote y Talese saben cómo hacerlo.
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