El texto que sigue fue escrito
por el periodista Víctor Lupo para su libro “100 ídolos tucumanos, donde dedicó
un capítulo a la memoria del atleta tucumano desaparecido durante la última
dictadura militar.
Por Víctor Lupo
“El atleta tucumano desaparecido
Miguel Sánchez junto a la tenista rosarina Mary Terán de Weiss son hoy íconos
de la lucha por la Memoria,
Verdad y Justicia en el ámbito deportivo de nuestro país” reflexiona la
diputada nacional chaqueña e integrante del Movimiento Social del Deporte (MSD)
María Inés Pilatti Vergara, quien en el pasado mes de mayo presentó en la Cámara Baja, un proyecto de ley para instituir el
8 de enero como “Día Nacional de la
Memoria en el Deporte” en honor al atleta tucumano desaparecido.
Miguel Benancio Sánchez, nació un
6 de Noviembre de 1952, en la calle principal del "Barrio Las Moras"
de la ciudad de Bella Vista, Departamento Leales. La calle es ancha y en sus
veredas frente a cada casa y de ambos lados, aún se conservan, esbeltas, muchas
de esas moreras plantadas a principios del siglo pasado, de allí la
denominación del barrio.
Esta Ciudad que nació con el
nombre de Los Tres Vajos, tomó el actual, cuando se instaló el ingenio
azucarero Bella Vista, la principal fuente de trabajo de sus pobladores. Allí
nacieron dos Gobernadores de la
Democracia, los peronistas Fernando Pedro Riera y Amado
Juri. Es la ciudad cabecera del
Departamento Leales ubicada en la zona llana de la provincia cercana al río
Colorado. Esta zona es una llanura fértil apta para numerosos cultivos, aunque
predomina el de la caña de azúcar.
Las casas del barrio fueron
construidas por el ingenio para sus empleados. Como Arturo Benancio, su padre,
trabajaba en el Área de Mantenimiento Eléctrico de la planta fabril recibió
una. Aún hoy muchas de estas casas conservan su estilo original, entre ellas la
que nació Miguel. Don Arturo Benancio Sánchez casado con Cecilia del Carmen
Santillán tuvieron diez hijos allí. Mónica, la mayor, Arturo Bíterman
(actualmente vive en Berazategui), Olga Nelly, Luis Horacio, Clara Estela,
Elvira del Carmen (vive en la casa dónde fue secuestrado en Villa España,
Berazategui), Héctor Carlos (vive en la casa paterna, actualmente la calle se
llama 9 de Julio y la casa tiene el número 103), Ramón Roberto (vive en Bs.
As.), Antonio Eduardo (vive en la ciudad de Tucumán) y Miguel Benancio.
Miguel, en su niñez, cursó sus
estudios primarios en la
Escuela del Ingenio “Presidente Roque Sáenz Peña” y de
aquellos años, todavía algunos compañeros recuerdan cuando con la pelota ya
mostraba sus habilidades.
Jugaba al fútbol en un equipo
formado por un señor de apellido Gallardo, quién preparaba a los chicos, a raíz
de esto, le llamaban el Club Gallardo.
Durante su paso por el Colegio
San José dónde cursó sus estudios secundarios, le tocó participar en las
primeras situaciones de conflicto que comenzaba a vivir la provincia.
El cierre de Ingenios Tucumanos,
ordenado por el Ministro de Economía Adalbert Krigger Vassena (1966/69), dio
inicio a una larga lucha por mantenerlos funcionando. La FOTIA (el sindicato de
trabajadores del azúcar) encabezado por su secretario general, Atilio
Santillán organizó entonces un Plan de
Lucha Azucarera Nacional, que contemplaba la organización de ollas populares y
concentraciones en las distintas ciudades de la provincia.
Los alumnos del Colegio San José,
entre ellos Miguel, junto a sus padres y con el Director Padre Francisco
Albornoz a la cabeza, acompañaron la lucha para que no se cierre el ingenio
Bella Vista, como ya lo habían realizado con otros. Hilda Guerrero, esposa de un desocupado del
Ingenio Santa Lucía y madre de cuatro hijos, era una de las mujeres que
organizaban las ollas populares.
El 12 de enero de 1967 la FOTIA convoca a todos los
afiliados a concentrarse en el ingenio Bella Vista y aunque la policía corta
todas las rutas provinciales, los obreros de los ingenios de San Pablo, San
José, Amalia y Santa Lucía acompañados de sus mujeres e hijos llegan caminando
por entre los cañaverales de la provincia para realizar la protesta.
Poco antes de las 17, hora en que
debía iniciarse el mitin, la policía detuvo a varias personas como gesto
intimidatorio. Minutos después comenzó una violenta refriega. Intervino la Guardia de Infantería y
los activistas del sindicato del ingenio San José lanzaron bombas incendiarias
contra ellos. La policía disparó, entonces, contra la multitud integrada en su
mayoría por mujeres y niños. En el desbande quedó el cuerpo muerto de Hilda
Guerrero de Molina. Este acontecimiento marcó a fuego a toda una generación que
luego intensificó su lucha por el regreso definitivo a la Patria del General Perón,
hecho ocurrido el 17 de noviembre de 1972. El joven Miguel Benancio Sánchez fue
uno de ellos.
Cuando terminó sus estudios
secundarios, Miguel trabajó junto a su hermano Antonio Eduardo en un negocio
ubicado adentro del Mercado del Norte en la Capital tucumana, que se llamaba "Granjera
Tucumana" y jugaba con sus compañeros a ver quién de ellos atendía mejor a
los clientes. “Tomaron tan en serio esta competencia, que una vez, para que
dejen de discutir entre sus compañeros, durante un asado que se hacía después
de trabajar, otro de los muchachos consiguió un par de guantes de boxeo con los
que hicieron un round para dirimir las diferencias. Pero siempre con la sana
intención de competir”, nos cuenta su primo Félix Carrizo, quien participa
junto a su familia en todas las carreras que se realizan en Tucumán en homenaje
a Miguel.
SUS AÑOS EN BUENOS AIRES
Decidió ir a vivir en Buenos
Aires, como tantos otros comprovincianos,
emprender ese camino para poder cambiar su destino. Vivía con su madre y
su hermana Elvira en la calle San Martín 176 de Villa España, partido de
Berazategui.
Entró a trabajar como empleado de
maestranza en el Banco Provincia de Buenos Aires en la Capital Federal y
luego de un fugaz paso por las divisiones inferiores en el fútbol del Club
Gimnasia y Esgrima de La Plata,
se dedicó de lleno a correr carreras de calle. Allí se federó para el club
Independiente bajo las órdenes del gran “Maestro” Osvaldo Suárez.
“El atletismo le daba vueltas por
la cabeza todo el tiempo, era su locura, se cuidaba mucho con las comidas y
devoraba miel y verduras con el mismo entusiasmo con el que expulsaba las
frituras de su dieta. No fumaba y tampoco le gustaba que el olor del tabaco le
anduviera cerca. Como contrapartida, educaba su condición de atleta con la
voluntad que merecen las cosas a las que se ama. O se levantaba a las 6 de la
mañana para ir a correr al campo de golf de Ranelagh, o se llevaba el bolso
para ir a Villa Domínico a entrenarse con sus compañeros cuando salía del
trabajo. No faltaba un sólo día al entrenamiento y esa tenacidad lo inspiró a
participar en la tradicional carrera de San Silvestre, que se realiza cada 31
de diciembre en la ciudad de San Pablo, Brasil. Participó en las pruebas de los
años, 1975/76 y 1977”,
expresa su hermana Elvira, directora de una escuela de adolescentes y adultos
de Berazategui.
Osvaldo Suárez su entrenador
cuenta que “a Miguel lo llamaban -El Tucu- y se entrenó conmigo durante tres
años en Villa Domínico y a veces en Parque Chacabuco. Era un chico excelente,
muy educado y además se caracterizaba porque cuando viajábamos a otras
provincias a competir siempre estaba escribiendo. Es lo que más recuerdo de
él”.
El ex compañero de muchos
entrenamientos y pruebas, actual entrenador Manuel Bazán residente en Florencio
Varela, recuerda a Miguel de la siguiente manera: “Con Miguel teníamos mucha
afinidad por ser compañeros de entrenamiento y de ideología. Luego de finalizar
los entrenamientos hablábamos mucho sobre lo que escribía. Sus sensaciones
sobre los entrenamientos y los recorridos que hacíamos, el placer de competir
en los distintos lugares y el dejar todo sobre la pista o la calle donde se
realizará la competencia. Él buscaba la belleza en el paisaje que para otros
solía ser agreste hasta monótono, pero buscaba esa belleza oculta para el común
de la gente. Leía sus cuentos y sus versos y me pedía la opinión, que se la
daba con placer. Entre la gente del atletismo hay personas de mucho valor que
cuando uno las descubre se siente reconfortado espiritualmente, otros con
valores muy interesantes que el deporte ha formado y los mantienen, porque el
deporte es una contención del alma y del espíritu”.
“En una de esas tardes, recuerdo
que al estar sentados en la escalera de la caldera del Parque Dominico en
Avellaneda (que en un tiempo en los ’50, se llamó “Parque de los Derechos del
Trabajador”), estábamos viendo lanzar al <el Nene Discursi> que decían
que era un loco, puede ser que haya sido así, pero tenía un corazón bueno. En
un momento este deja sus lanzamientos y se nos acerca y dirigiéndose al él le
solicita le muestre lo que comentábamos que escribía. Todavía hoy me suenan sus
palabras al leer algunas de las cositas que había escrito el Tucu”. Miguel…
usted es un genio¡¡¡ fue su expresión con los ojos bien abiertos. Así le dijo
el Nene y nosotros festejamos su ocurrencia tan común en él” finaliza
diciéndonos Bazán.
Miguel participó en varias
pruebas en distintas provincias y también volvió a correr en su terruño natal.
En 1975 ganó la prueba “Batalla Campo de las Carreras” organizada por el Club
Pro Adelanto Ciudadela, con el auspicio de la Dirección de Deportes de
la Municipalidad,
comandado por Carlos Edgardo Carrizo , Allí en la prueba disputada por las
calles del barrio de la
Ciudadela, Miguel ganó con un tiempo de 44’ 55” 2/10 aventajando a Rómulo
Carrizo, Blas Sánchez, Antonio Cuellar, Arturo Argañaráz, Marcelo Bessoro, el
veterano Andrés Guaymás, Mario Andrada, Jorge Díaz y Ángel Fernández. El
Intendente de la Ciudad
de San Miguel de Tucumán, Sr. Carlos María Torres acompañado del periodista
Luis Rey. le entregó la Copa.También ese año
corrió la prueba “Día de la
Independencia” y repitió el logro en 1976.
Miguel como miles de jóvenes en
esa época militaba especialmente con trabajo social en la Unidad Básica de la Juventud Peronista
de su barrio. Beto Díaz (funcionario de la Secretaría de Derechos
Humanos de la provincia de Buenos Aires), amigo y compañero de Miguel, contó su
militancia peronista junto a él: “Nos reuníamos en Villa España con un grupo de
la Juventud
Peronista y desde allí realizábamos acciones de militancia
para el barrio. Íbamos a todas las concentraciones. Miguel era muy apasionado
del peronismo y de lo que realizábamos. Era un pibe bárbaro el <Tucu>.
Cuando murió Perón, el 1° de julio de 1974, los dos fuimos juntos al velatorio
en el Congreso Nacional. Luego de hacer más de 24 horas de cola pudimos
ingresar y quedé impactado como Miguel lloraba desconsoladamente ante nuestro
líder sin querer retirarse del cajón, por lo que tuvimos que sacarlo de
allí".
SU DESAPARICIÓN
En 1978, año que conmovió al país
por la realización del mundial de fútbol, Miguel Benancio Sánchez era un atleta
de 25 años, para quien lo más importante en su vida era el deporte. En los
tiempos oscuros de esa última dictadura militar fue muy difícil ejercer la
vocación política, pero éste igualmente lo hacía en donde podía demostrando su
coraje y vocación militante.
Fue a participar en el
tradicional maratón de San Silvestre (el
último día del año en 1977 corrió, le mandó una postal a su familia y se
trasladó a Punta del Este para tomar parte en otra competición). Volvió a la Argentina el 6 de
enero y a los dos días de regresar fue
secuestrado en la madrugada del 8 de enero de 1978, por un grupo paramilitar en
una redada que incluyó a varios jóvenes que habían militado con él en la unidad
básica. Nunca más apareció. Miguel ingresó como otras treinta mil personas
(varios deportistas federados) dentro de la categoría de desaparecido.
“Yo no estaba, pero estaba mi
madre. Vinieron entre seis y ochos tipos presentándose como un comando militar,
sin credenciales, y preguntaron por Miguel Ángel. Era extraño porque el nombre
de mi hermano es Miguel Benancio (así con B larga). En el paredón se colocaron
dos con ametralladoras y el resto empezó a revolver todo, buscando información
con tanta violencia que hasta tiraron una biblioteca entera al piso. El perro
se asustó tanto que no ladró por dos años. A Miguel le indicaron que se pusiera
el equipo de gimnasia que estaba en una silla y se lo llevaron. Pidió darle un
beso a mi mamá (ella falleció en 1992 esperando el regreso de su hijo) antes de
irse, pero no lo dejaron. También se llevaron su agenda” cuenta Elvira, su
hermana.
El único testimonio que conoce la
familia Sánchez sobre la suerte de Miguel luego de su secuestro, proviene del
relato de un detenido (Javier Casaretto) en El Vesubio (centro de detención y
torturas que estaba cerca de la autopista Ricchieri). "El contó que ahí
estuvo un deportista destrozado que había vuelto de Brasil. Imagino que se
trataba de Miguel".
"Sánchez -contó Casaretto
(quien recientemente declaró como testigo en los juicios de lesa humanidad)-
protestaba diciendo que él venía de representar deportivamente al país. Aún
encapuchado les gritaba a los carceleros."
LA
RECUPERACIÓN DE SU
HISTORIA
La historia sobre Miguel Sánchez fue
impulsada por una investigación de los periodistas argentinos Ariel Scher y
Víctor Pochat, publicada en el diario Clarín el sábado 10 de enero de 1998.
Allí en la nota cuentan la entrevista que hicieron a su hermana Elvira, que por
primera vez, veinte años después, comentaban a la prensa lo sucedido.
Esta historia fue recogida por
Valerio Piccioni, un periodista italiano de la Gazzetta dello Sport, y
difundida en ese prestigioso periódico. Piccioni que también corría, por su
propia iniciativa organizó en Roma el 8 de enero del 2000, una prueba a la que
llamó “La Corsa
di Miguel” (La Carrera
de Miguel), con 400 participantes y nunca más dejo de hacerla. En los últimos
años le agregó una prueba que la llama de los “Miguelitos”, con niños de corta
edad y siempre con la presencia de Elvira Sánchez. Ella opina sobre su hermano
así: "Amaba la vida, tenía muchos amigos, quería a su familia. Su pasión
era escribir poesía y contar sus vivencias. Era alegre, sensible, solidario,
inquieto. Las veces que pienso en él releo su poesía que refleja como era él. Y
lo admiro cada vez más porque al venir a Buenos Aires él solo se forjó su
porvenir. Correr es el mejor homenaje que se le puede hacer porque amaba el
atletismo".
Valerio Piccioni quien investigó
como nadie la vida del atleta peronista dice en un documental: “Tenía coraje
cuando hablar era la cosa más peligrosa del mundo. Segundo Correa, un amigo tucumano
que conoció a Miguel entrenando en el Parque Chacabuco, en Buenos Aires, dijo
una vez: «No es peligroso el hombre que piensa, sino el que con su pensamiento
llega a los otros». Y Miguel se interesaba en los otros, creía que toda persona
tiene algo que enseñarte. Y ese es el sentido más profundo del deporte. Lo
admiro".
El domingo 11 de marzo de 2001,
en Buenos Aires, se corrió por primera vez “La Carrera de Miguel”, en sus
dos alternativas de 5 y 9 km,
con largada y llegada en el CENARD, organizada por la Secretaría de Deportes
de la Nación,
a cargo de Marcelo Garraffo y los deportistas del país pudieron rendirle así su
merecido homenaje. Luego, la
Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires tomó a esta prueba para su
organización. También con la misma forma se homenajea al atleta tucumano en las
ciudades argentinas de Santa Teresa y la capital de Santa Fe, en las
localidades bonaerenses de Berazategui, Quilmes, Mar del Plata, Vedia (Partido
de Leandro Alem) y Necochea; en Bariloche (Río Negro), Resistencia (Chaco) y
Puerto Madryn (Chubut). En nuestra provincia se corre desde el año 2005 por
iniciativa e impulso del dirigente de la
CTA, Salvador Agliano, respaldado por sus compañeros del
Movimiento Social del Deporte. Las pruebas se realizaron en San Miguel de
Tucumán (solo dos veces se realizó en su ciudad natal, Bella Vista). También ya se disputan estas pruebas en Cuba,
España y Brasil. A casi todas estas pruebas asiste como invitada especial
Elvira, quien concurre y participa de todo homenaje por su hermano menor.
Cada año se multiplican los
reconocimientos a un deportista que ya se transformó en símbolo de la memoria
en nuestro país y en el mundo.
Previo al 24 de marzo de este año
(Día de la Memoria)
la calle del CENARD (Crisólogo Larralde) en su primera cuadra fue rebautizada
con su nombre por una ley de la legislatura porteña ante un proyecto de la
diputada Delia Bisutti.
En su ciudad de Bella Vista, hay
actualmente hay un Complejo Deportivo que se llama Miguel B. Sánchez. También
ya se realizaron varios documentales en su memoria.
“Por medio de la Memoria, Verdad y
Justicia, Miguel (atleta que desprecias la guerra y ansías la paz) sigue
corriendo con cada argentino que tiene la voluntad de luchar por un mundo más
justo”, explican los organizadores de las pruebas. Además sirve para que los
más jóvenes se enteren lo que sucedió a nuestro país aquel 24 de marzo de 1976,
cuando las Fuerzas Armadas (acompañados de civiles de distintas agrupaciones
políticas) con el poder de las armas que el Pueblo les entregó para su defensa,
derrotaron a un gobierno constitucional y democrático, para instalar una
Dictadura Cívico-Militar sumiendo al país en la noche más trágica de su
historia. El verdadero objetivo es tener conciencia del
“NUNCA MÁS”.
LA
CORRIDA DE SAN MIGUEL
DE TUCUMAN
Por Manuel Bazán
Corría el año 1976 y el 9 de
Julio, día de nuestra Independencia Nacional ya había pasado, pero no por eso
se tenía que evitar de conmemorar esa gesta tan histórica y el atletismo
tucumano entonces en setiembre realiza la prueba “DIA DE LA INDEPENDENCIA” con
atletas de todo el país. La carrera, con el programa La Oral Deportiva
dirigida por José María Muñoz, envía a su periodista especializado en deportes
amateur Julio Gonzalo Pertierra para trasmitirla a todo el país por Radio
Rivadavia.
Ya en esa época nuestro compañero
de entrenamiento Trevín (el perro Pluto, así lo apodábamos) se había exiliado
fuera del país y otros aparecían esporádicamente por cierto temor. Hechos de
sangre bañaban la tierra tucumana. La fecha de Julio se fue postergando y se
llegó a organizar para el mes de Setiembre.
El maestro Osvaldo Suárez fue el encargado de convocar a los atletas de
Buenos Aires para ese viaje épico si se puede decir. Lo hicimos en el tren
Estrella del Norte, que salía a la tarde desde la Estación Retiro y
llegaba al otro día a la mañana a Tucumán, por supuesto que llegó atrasado. La
delegación estaba conformada por atletas de la FAM (Federación Atlética Metropolitana) entre
ellos estaban Queipul, Ponce Villalba, Menéndez, Páez, Pérez entre los que
recuerdo y otros más. El más motivado era Miguel, quería volver a su provincia
como el atleta que había progresado y con sus sueños de coronarse triunfador en
su provincia,
Al llegar a San Miguel de Tucumán
(día sábado) nos estaban esperando para llevarnos al hotel donde nos
alojaríamos. A nosotros nos tocó uno que estaba en el centro, en la calle
Crisóstomo Álvarez muy cerca de la plaza. Miguel no se quedó con nosotros a
pesar que le pedíamos que se quedara, la excusa era comprensible, quería ir a
su casa a ver a la familia y lo habían venido a buscar y fue recibido como un
ídolo y él se portó como tal. Parecía una estrella de cine, pero no, era mi
amigo el Tucu, que lindo tipo, nos divertíamos con sus salidas ocurrentes,
cuidaba su imagen, no dejaba nada al azar se fijaba en cada detalle de su
personalidad.
A la noche algunos nos fuimos a
dormir y otros se fueron a recorrer la ciudad. En la mañana del domingo
desayunamos y salimos hacer algunas compras, recorrimos la Casa de Tucumán donde se
firmó nuestra Independencia. Volvimos al hotel, guardamos las cosas y nos
preparamos para ir a almorzar para luego descansar porque corríamos a las 19
horas. Éramos como 20 atletas que salimos en busca de ese lugar donde nos
esperaban para almorzar, comimos unas comidas típicas, bastante picantes y al
salir vaya que sorpresa nos esperaba. Entre bromas y risas (como cualquier
grupo de jóvenes) entre nosotros sin molestar a nadie recorríamos las pocas
cuadras hasta el hotel, cuando cerca de la “Casa Histórica” (como la llaman los
tucumanos) estábamos rodeados entre camiones y camionetas de la policía. Todos
con las manos arriba contra la pared, pero como no habíamos hecho nada no nos
preocupaba demasiado. Pese a nuestras explicaciones que no éramos de Tucumán y
que habíamos venido a correr a la tarde en la prueba atlética nos subieron a
las camionetas y nos llevaron a la comisaría. ¡Cómo podía ser que la policía
ignorara la Carrera
que iba a suceder en la capital de Tucumán, a tan pocas cuadras y con salida
por la radio a nivel nacional.!
El más grande de nosotros era
Alberto Páez un viejo militante que fue quien llevó la voz cantante de todos
nosotros y el más nervioso también porque nos pateaban los tobillos y nos
decían: ¿Así que ustedes son atletas?. Nosotros veníamos a correr y lo que más cuidábamos eran los pies. Páez
pidió que llamaran a Osvaldo Suárez y el pobre Osvaldo allá tuvo que ir una vez
más a poner la cara por nosotros.
Eran las 18 horas y nosotros
estábamos presos y la carrera se hacía a las 19 horas, mientras mas se acercaba
la hora peor estábamos, no nos creían, pero el Maestro logró el objetivo y nos
soltaron sobre la hora de la carrera. A Ramón Barrios y Alberto Páez los iban a
dejar detenidos y eso ya se ponía feo pero al final el comisario accedió y los
soltó. Cuando llega Miguel le contamos lo que ocurrió y se sintió mal porque
era en su provincia y el le había hecho mucha propaganda diciendo de la bondad
de su pueblo y se encontraba con esta situación, que creo que lo afectó mucho
porque su performance no fue la deseada por él.
Largamos desde el frente de la Casa de Tucumán y fuimos por
un parque (9 de Julio) hasta la terminal de micros para doblar luego hacia la
izquierda y llegar a un barrio de casas bajas y pocas luces, recuerdo. Miguel
se esforzó todo lo que pudo pero no logró el objetivo esperado por él, la
carrera la ganó Héctor Córdoba, tucumano él, en un tiempo de 35 min 41 seg., y
mientras se hacían la entrega de premios Pertierra, arriba de una camioneta nos
hacia las notas que aprovechábamos para agradecer y mandarlos saludos a
nuestras familias,
Al regreso Miguel se deshizo en
disculpas, donde él no tenía ninguna responsabilidad pero se sentía dolido por
la situación que habíamos pasado, de esa manera mostraba una vez más la
personalidad del querido “Tucu” Miguel Sánchez, querido amigo y compañero
siempre estarás en la memoria de quienes te conocimos y disfrutamos de tu
amistad. Que Dios te tenga en la gloria.
“Para vos Atleta”
Poesía de Miguel B. Sánchez
Para vos atleta
para vos que sabés del frío, de
calor,
de triunfos y derrotas
para vos que tenés el cuerpo sano
el alma ancha y el corazón
grande.
Para vos que tenés muchos amigos
muchos anhelos
la alegría adulta y la sonrisa de
los niños.
Para vos que no sabés de hielos
ni de soles
de lluvia ni rencores.
Para vos, atleta
que recorriste pueblos y ciudades
uniendo Estados con tu andar
Para vos, atleta
que desprecias la guerra y ansías
la paz.
Fuente: Libro “100 Ídolos
Tucumanos” de Víctor F. Lupo
Editorial Corregidor
Capítulo 67
Marzo 2013.
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