La idea de reunir a escritores, periodistas y músicos
–entre otras profesiones- para que escriban sobre rock nacional no sólo es
fabulosa, sino que también significa un viaje de ida hacia experiencias ajenas
sobre canciones que, seguramente, en algún momento nos han marcado. Esto, en el
“10 discos de rock nacional presentados por 10 escritores”, de Editorial Paidós.
Una cosa es escuchar los discos y comprender su
poesía (letras) y otra es leerlos. Esto último es lo que ocurrirá a quienes
lean “10 discos de rock nacional presentados por 10 escritores”. De ahí a
escuchar aquellos temas que se mencionan, no hay más que un paso. El que no
tiene uno de esos trabajos en vinilo o CD, apelará inmediatamente a youtube. En
la web están casi todas esas canciones que se mencionan en el libro compilado
por Diego Esteras y Ezequiel Fanego.
Lo bueno es que no se trata de aquellos
trabajos súper clásicos, que conocemos todos. La variación y el bajo perfil es
constante y concluyente. La primera gran sorpresa (al menos en lo personal) se
da por la elección del “Miguel Abuelo et Nada”, que Miguel Abuelo grabó en los años
70, en Francia. De ese disco habla Norberto Cambiasso. Sorprende que alguien
haya elegido aquel puñado de canciones que tanto entonces como hoy suenan rarísimas,
pero no dejan de ser increíbles. “Señor carnicero” es tan sólo un ejemplo de lo
versátil que era Abuelo. No todo lo mejor de él es lo que hizo con Los Abuelos
de la Nada. Hubo
más. Este libro tiene un capítulo para empezar a conocer ese otro lado de este
músico irreemplazable en nuestra cultura.
Los discos elegidos y los encargados de
escribirlos son:
“Almendra II”, de Almendra, por Luis
Chitarroni.
“Tontos”, de Billy Bond y La Pesada del Rock, por Alan
Courtis.
“Miguel Abuelo & Nada”, de Miguel Abuelo,
por Norberto Cambiasso.
“Ruedas de Metal”, de Riff, por Ezequiel Alemián.
“Gulp”, de Los Redonditos, por Martín
Gambarotta.
“Alter Chabón”, de Sumo, por Matías Serra
Bradford.
“Dulce Navidad”, de Attaque 77, por Lola Arias.
“San Cipriano”, de Los Brujos, por Rafael
Cippolini.
“Horrible”, de Suárez, por Rosario Bléfari.
“Miami y Groncho”, de Babasónicos, por Pablo
Schanton.
El libro tiene una gran presentación. Y un mejor
contenido. Una biografía breve de cada uno de los autores es la puerta de
acceso para saber qué tiene para decir de Spinetta y su banda Luis Chitarroni. “La
simulación de estilo del doble de Almendra es ambiciosa e implacable. No
corresponde a las condiciones de expansión de una promoción tan incipiente (los
integrantes de Almendra eran diez años más jóvenes que los de The Vétales”,
compara Chitarroni. Aquel disco de Almendra tenía, para ser más claros,
verdaderos temazos, que hoy todavía suenan en las radios. Entre ellos, “Rutas Argentinas”.
No es poco.
El disco de Riff, que data de 1981, era y es
todavía algo raro para nuestro rock. Entonces, era un trabajo de chicos malos
con Pappo como referente. Hoy es un recuerdo de algo tal vez imposible de
igualar. Pero siempre fue música. Y de la buena. Leer el comentario que hace
Alemián es tan recomendable como el de Gambarotta sobre una de las tantas joyas
de Los Redondos. Nos remontamos ya a 1985, cuando la explosión del rock
nacional post Malvinas ya era un hecho.
Matías Bradford fue con “Alter Chabón”, tal vez
el mejor disco de Sumo. “Estaba lejos de ser un dandy, pero cuando quería
estaba muy cerca de ser uno de los hombres más corteses de la ciudad”, refiere
a Luca. Recordar todo ese mundillo alrededor de Sumo es un placer que no
escatima este trabajo. Así como ocurre lo mismo con Billy Bond, Miguel Abuelo,
Los Redondos y hasta Los Brujos y los grupos más noventosos.
Quedan, claro, muchos discos afuera, lo que
generará el debate sobre por qué y cuáles pudieron estar en lugar de otros. Posiblemente
cada lector hará luego el ejercicio de sus mejores diez discos. Toda lista es
arbitraria; ninguna definitiva. Pero la propuesta de Esteras y Fanego es un
excelente punto de partida para armar una.
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