lunes, 17 de junio de 2013

EL ROJO, EN LA RUTA DEL MANCHESTER, MILAN, JUVENTUS Y LOS GRANDES BRASILEÑOS


(Por Fabián Galdi. En Twitter, @fabiangaldi)
Independiente jugará en la segunda categoría, igual que les pasó no sólo a otros grandes del fútbol argentino sino también del máximo nivel internacional. Está frente a la gran chance de recuperar el terreno perdido y resurgir con más fuerza.

Desde el 16 de junio de 2013 que Independiente se planea comenzar la etapa de la reconstrucción, ya no en el sentido institucional sino en cuanto a cómo posicionarse frente a una circunstancia deportiva inesperada: el descenso de categoría. Podrá teorizarse tomando como punto de partida a la reflexión y el equilibrio, pero el hincha es vulnerable al sentimiento y no hay explicación que valga hoy día que la de sentirse herido como nunca. El mundo parece partirse en pedazos y el consuelo no llega. Esa sensación de vacío que se apodera del simpatizante cuando la pérdida es real y no una ilusión es la que marca el presente.

El hincha está inserto en un contexto sociocultural en el cual el fútbol asoma como un un factor identitario de límites difusos. Sea donde fuere que se desarrolle – ámbitos familiar, laboral, de formación educativa, etc. – al fanático le sobrevolará la sospecha de que en cualquier momento será objeto de una broma hiriente, por más ingenua y hasta sin mala intención que parezca. La manera de afrontar la presión del afuera será propia de su individuación. Habrá quienes podrán tolerarlo en mayor medida, pero también quienes manifiesten el rechazo de manera agresiva. La psicología define esta cuestión bajo el concepto de hiperideación, lo cual significa estar pendiente del tema en forma recurrente, en todo momento y lugar.

Los síntomas de tal malestar acompañan al hincha desde que la angustia se reflejaba en la tabla de promedios desde hace un año, al menos. La percepción de que el arrastre del “efecto River” recayera otra vez sobre un grande de los tradicionales del fútbol argentino se hizo carne entre los simpatizantes de San Lorenzo y de Independiente luego del final de la temporada 2011/2012.

El primero corrió con ventaja para enfrentarlo, a partir de dos situaciones: 1) Había vivenciado el trauma en 1981, cuando descendió a la por entonces Primera B, por lo cual desde el plano inconsciente sabía de qué se trataba; 2) Reagrupó sus fuerzas durante el Clausura 2012 y esa “cultura del aguante” en el sentido positivo del término, influyó para saber cómo sobrellevar las semanas previas al desenlace, alejando a los jugadores de la presión interna para que se concentraran solamente en la externa. Inclusive, también en la fecha 18 de ese torneo – igual al actual Final- debió enfrentarse a Independiente en Avellaneda, y el 0-0 le evitó el descenso directo abriéndole la puerta a la Promoción (allí venció a Instituto).

El segundo, en cambio, parecía confiado en que la pesadilla terminase en un abrir y cerrar de ojos y recién empezó a observar la tabla de promedios con convencimiento a partir del inicio de este torneo. La falta de acostumbramiento a situaciones de desastre futbolístico terminó depositando la ira en los destinatarios directos – jugadores, dirigentes y cuerpo técnico (ciclo Gallego) – hasta que esa descarga emocional representó una carga adicional en la ya de por si mochila pesada que portaba cada protagonista. Así, Independiente debía enfrentarse cada fin de semana a dos rivales, de los cuales el de la camiseta de enfrente terminaba siendo el menos complicado.

Casi como si fuera un vínculo impensado a partir del color de su camiseta y del apodo que lo distingue, el club de Avellaneda puede encontrar sendos puntos de contactos en dos instituciones legendarias de la Premier League, tales como el Liverpool y el Manchester United, las cuales también tuvieron que afrontar descensos y luego resurgieron hasta volver a ocupar sitiales de privilegio con naturalidad.

Los “Reds” de Liverpool padecieron la pérdida de categoría en la temporada 1953/1954 y, es más, recién retornaron ocho temporadas después al fútbol inglés de primera división. Los “Red Devil’s” de Manchester descendieron tras el campeonato 1973/1974, aunque ganaron el campeonato de la segunda división de punta a punta y volvieron de inmediato.

Otro ejemplo de clubes del primer nivel internacional se dio en el fútbol italiano a partir de dos entidades emblemáticas: Milan y Juventus. Además, junto al Inter, las de mayor cantidad de logros internacionales, tanto en copas europeas como intercontinentales.

El “Rossoneri” perdió la categoría en la temporada 1979/1980, aunque en este caso por un fallo de la justicia deportiva a partir de haberse comprobado su participación en un escándalo de apuestas. De esta manera, los rojinegros se consagraron ganadores del campeonato 1980/1981 y volvieron a jugar en la divisional mayor; sin embargo, no se pudieron adaptar las exigencias y descendieron nuevamente tras una magra temporada 1981/1982.

El “Bianconeri” debió descender obligatoriamente luego de que la justicia probara el vínculo con el fraude deportivo. “La Vecchia Signora” había ganado el título 2005/2006 del Calcio, pero sufrió un descuento de puntos importantes y debió amoldarse a la segunda división por primera vez en su rica historia.

En la primera década del siglo XXI, también, varios de los clubes grandes del fútbol brasileño se fueron al descenso en una escalada que parecía no tener fin. El primero que inauguró la lista fue Palmeiras en 2002 y ahora repitió en 2013. También les pasó igual a Gremio (2004), Atlético Mineiro (2005), Corinthians (2007) y Vasco da Gama (2008).

En España, en tanto, dos clubes tradicionales como el Valencia y el Atlético de Madrid fueron víctimas del bajo puntaje en las temporadas 1985/1986 y 1999/2000, respectivamente, por lo cual también bajaron un escalón rumbo a la segunda división.

En el fútbol argentino, los descensos de San Lorenzo (1981), Racing (1983), River (2011) e Independiente (2013) marcaron momentos bisagra de la historia deportiva de cuatro de los cinco grandes tradicionales. Sólo Boca aparece por fuera del listado, aunque la preocupación empieza a rondar para cuando llegue la temporada 2014/2015 si es que no logra un colchón de puntos importante en la próxima.

La posibilidad de un descenso deportivo está latente para cualquiera de los participantes de un campeonato de primera división. En ese caso, una crisis futbolística implicará tocar fondo, pero también será una oportunidad magnífica para resugir con más fuerza.

Después de todo, un grande lo es por sus logros, pero – sobre todo – también por su capacidad de levantarse en los peores momentos; allí es donde se vé su verdadera grandeza. La de ser, más que la de parecer.

La nota original fue publicada en el diario Los Andes

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