miércoles, 6 de febrero de 2013

LA DURA CARTA DE UNA VÍCTIMA DE NUESTRO FÚTBOL


A Liliana Suárez de García le mataron a su hijo en un partido que la Selección jugó en Uruguay, en 1995. Como siempre pasa, la Justicia no descubrió nada. Ella investigó por su cuenta. Se metió en el corazón de la barra de Morón y hasta estuvo de frente con los asesinos. A Grondona le dijo en la cara lo que otros apenas murmuran a escondidas. Hoy es la presidente de Salvemos al Fútbol. Y el que sigue es el espacio que el damos para que se exprese.


Perder un hijo es el dolor más triste y desgarrador que me tocó vivir. El 11 de julio de 1995, asesinan a mi hijo Daniel, de 19 años de edad, cuando recién asomaba a la vida, le robaron su juventud, sus sueños y proyectos de vida, uno más en la larga lista de víctimas de la violencia en el fútbol. Ese dolor inmenso e incomprensible me enseñó a vivir una vida diferente, a involucrarme en una temática para mí totalmente desconocida. El mundo del deporte más popular, el fútbol, y sus nichos de corrupción y violencia.

La necesidad de saber lo que pasó a Daniel me hizo una mujer fuerte, a pesar de tener el corazón desgarrado de angustia, y comencé a peregrinar por los diferentes despachos, en busca de respuestas, golpeando puertas. Fue en esas recorridas donde conocí la indiferencia, la irrespetuosidad, la falta de compromiso de todos los organismos que conforman este mundo donde rueda la pelota. Dirigentes deportivos, sindicales y políticos, AFA, organismos de seguridad, policías, jueces corruptos: un combo perfecto que avala el accionar de los mercenarios, conocidos con el mote de barras bravas, y un  Estado ausente. Este camino pedregoso y lleno de obstáculos agota, deja sin fuerzas, sin aliento. Sólo la necesidad de búsqueda de JUSTICIA me da  una inyección de energía para continuar en esta lucha.

En este transitar encontré gente que me ha denigrado, mentido, pero por otras muchas me sentí valorada, elogiada por la tarea realizada, en esta inclaudicable lucha tan desigual contra la violencia y corrupción en el fútbol y lo que se esconde detrás del deporte popular: negocios espurios, drogas y una clara asociación ilícita de las mafias organizadas.

Mi  descreimiento y desconfianza dio en ciertas ocasiones luz a la esperanza, la ilusión de confiar en personas que se animaron a denunciar, a romper vínculos mafiosos, a cortar con las fuentes de financiación de los barras que lucran con los innumerables negocios que ofrece el  mundo del balón.

Por todo esto confié en el Sr . Javier Cantero, persona a la que conocí antes de llegar a ser dirigente, ya que formaba parte de reuniones de la Asociación Salvemos al Fútbol. Conoció el dolor de los familiares y solicitó ayuda y apoyo de cara a su campaña a candidato a la presidencia del Club Independiente. Así se hizo: compramos lo que nos vendió, del mismo modo que los medios, quienes enarbolaron la figura de Cantero como paradigma de la lucha contra los violentos. Pero el correr del tiempo nos demostró una nueva desilusión, el doble discurso, las máscaras, las puertas abiertas, donde prevalece la necesidad de salvar las finanzas del club desvastado por gestiones anteriores, dejando inconcluso su compromiso de cambio, esa lucha contra los violentos  ,que fortaleció su imagen de mártir.

Los que verdaderamente luchamos sin girar en torno a ningún interés económico ni político somos los Familiares de Víctimas desde siempre, los que no nos damos por vencidos; a los que no nos reciben ni nos escuchan los funcionarios que tienen en sus manos ésta temática demostrándonos complicidad y cobardía. Personalmente  no voy a abandonar este camino recorrido, a diferencia de la dirigencia deportiva y política que pasa sin pena ni gloria. Mi compromiso tiene como finalidad también que esa llama  por la MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA  jamás se apague. En homenaje a vos, HIJO QUERIDO, que pronto cumplirías años, me mantengo firme a mi dignidad y convicciones, sin abandonar esa senda de lucha, mostrando esa bandera que ilumina tu rostro, contando tu triste final de vida, y seguiré hasta mi último aliento investigando y reclamando condena para los responsables que te robaron la vida. Vivís eternamente en el corazón de todos. DANIEL GARCÍA, PRESENTE, ahora y siempre.

Liliana Suárez, una madre que no se rinde y grita BASTA DE IMPUNIDAD.

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